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sábado, 31 de marzo de 2012

Tu verdadero valor no lo verán todos


Cuenta la historia que una noche se supo en un monasterio Buda que el mismo sería pronto saqueado. Como buenos hombres religiosos y devotos a la búsqueda de la paz interna, la confrontación era lo último que deseaban. Sin embargo, por amor a su cultura sabían que había cosas que debían defender y preservar de este infame ataque.

El monje más antiguo reunió un pequeño grupo de estudiantes y les encomendó la tarea de llevarse y proteger el enorme Buda de barro que había sido símbolo del monasterio por cientos de años. Así pues hicieron, y mientras la luna aún brillaba en el cielo y las estrellas iluminan el camino, los estudiantes huyeron con la pesada estatua.

Las horas pasaban y los pasos fueron bajando su ritmo a medida que las aves comenzaban su canto matutino. Exhaustos por la huida los estudiantes decidieron tomar un descanso pensando que ya a esa distancia habían logrado su objetivo de escapar de los ladrones.

Mientras la mayoría de ellos agotados descansaban apoyados de cuanta roca o árbol encontraban, uno de ellos decidió inspeccionar su alabado Buda para asegurarse de que a pesar de las turbulencias del viaje aún seguía intacto.

Para su sorpresa, divisó una pequeña rasgadura en la estatua. Mínima como el rasguño de una espina de flor era lejos de ser imperceptible ya que dejaba mostrar un color brillante que contrastaba con el barro marrón, oscuro y envejecido que caracterizaba aquella estatua.

Intrigado, comenzó a inspeccionar aquella “herida” sobre el Buda. Y, como un niño que ve por primera vez un cachorro, no pudo evitar tocar aquella parte del buda a lo que inmediatamente cayó un pedazo de la estatua revelando aún más brillo de aquel rasguño que captara su atención. Se dio cuenta que con sus uñas  podría terminar de ampliar este rasguño y encontrar lo que esas capas de barro escondían.

Así lo hizo, y mientras sus compañeros dormían y descansaban, paso horas despedazando el barro de su estatua y a medida que lo hacía se dio cuenta que lo que siempre habían alabado, aquel buda de barro, no era más que una ilusión, no era más que una pantalla que escondía el verdadero valor. Era un buda de oro sólido, cubierto de barro en épocas milenarias para esconderlo de los ladrones.

Como este buda, lo que ven los demás es sólo esa capa de barro que simplemente nos protege de la envidia y los celos de nuestros “ladrones”. Dentro de nosotros está el valor innato, piedras preciosas que vinieron a este mundo a brillar y alcanzar las metas y sueños que nos proponemos. Solo necesitamos reconocer en nosotros esa grandeza interna, ese oro sólido que se guarda dentro de nosotros. Cuando la reconozcamos, todo lo demás, llegará a su momento!

Vivan en grandeza,
HEJ

viernes, 30 de marzo de 2012

Una clave sencilla para tener éxito: ADAPTACIÓN


La esencia de la vida es el cambio, le dije a una amiga hoy, mientras hablábamos de cómo te adaptas a nuevas situaciones cada vez que decides embarcarte en una nueva etapa de tu vida. Incluso cuando comienzas a perseguir un nuevo proyecto, cuando te planteas una nueva meta, cuando nace en ti un nuevo sueño (o cuando decides hacer una acción en combate) la vida pone a prueba tu capacidad de adaptación.

Darwin ya lo dijo, la supervivencia del más apto. Pero por más apto no necesariamente se refería a el más fuerte, rápido o grande. El más apto es aquel que está siempre listo y dispuesto a adaptarse a las demandas de la vida. El más apto es aquel que está dispuesto a estar incomodo por unos momentos para encontrarse luego en una posición donde puede realmente tomar ventaja de la situación.

Decir que hay una manera correcta de adaptarse o que siempre hay un A, B, C  que debemos seguir para conseguir lo que queremos es simplemente mentirnos. Sin embargo, si hay una clave para la adaptación es nuestra actitud.

Ante lo inesperado, ante el cambio, ante el estrés ¿cómo reaccionas? ¿Qué haces? ¿Mantienes la calma o explotas de la desesperación? Y sobre todo ¿qué te repites a ti mismo?

Hay una teoría en psicología social (me parece, corríjanme si me equivoco) que se llama “la profecía auto-realizante.” Es un concepto sencillo, espera algo de alguien y de seguro encontrarás evidencia de que lo que esperabas era lo correcto. ¿Cuántas veces te ha pasado que no conoces mucho a alguien pero te da la sensación de que es mala gente? Si alguien estornuda y él no dice salud ya vas y dices “ves? Te lo dije! Que mal educado” (sin darte cuenta que mientras tú decías eso, tú tampoco decías salud). O conoces a otra persona y sientes que es buena gente, tanto así que apenas te dice “buenas…” ya confirmas que es la persona más caballerosa que has conocido. ¿Cierto o falso? De seguro has vivido algo así, quizás no tan extremo, pero seguro que si.

El punto es, que esta misma profecía se cumple contigo mismo y en general con tus acciones y tu propio ambiente. Cuando de entrada te dices a ti mismo algo negativo o desalentador sobre lo que vas a hacer, pronto encontraras evidencia de que estas en lo cierto lo que te lleva a reforzar eso que pensabas a tal punto de que tus actos se enfocan en mantener ese status.

PERO, si por el contrario, antes de embarcarte en cualquier actividad, reto u otras cosas que hagas llegas con una mentalidad y actitud de; por ejemplo, “todo está bien y todo estará bien” pronto encontrarás evidencia de que estás en lo cierto y tus actos reflejarán eso y entonces habrás iniciado una sinergia con el momento que vives que te lleva a reforzar y alcanzar nuevos horizontes.

Lo que te digas a ti mismo sobre ti y lo que vas a hacer determinará en gran parte tu desenvolvimiento en la actividad. Es como Henry Ford dijo una vez

Si piensas que puedes o que no puedes, en ambos casos estarás en lo cierto 

agreguemos que

si piensas que será o no será, en ambos casos ESTARÁS EN LO CIERTO

Entonces, ¿cómo será tu día hoy? ¿Qué vas a encontrar en tu camino? ¿Podrás con el reto cierto?
Elige una actitud que refleje tu grandeza interna y pronto encontrarás evidencia de que estás en lo correcto. Haz de tu dialogo interno tu más fiel aliado!

Vivan en Grandeza.
HEJ

jueves, 29 de marzo de 2012

Lo simple se hace grande!


En los momentos más simples encontramos la dicha del equilibrio. Un magnifico y divino equilibrio donde todo encaja y se siente bien.

Mientras más buscamos entender todo lo que pasa, menos paz y equilibrio encontramos. Si en vez de ello nos permitiéramos fluir con la corriente divina entonces todo encajaría en su lugar así como lo haríamos nosotros mismos. No necesitamos entender todo, pero si necesitamos apreciar y agradecer todo por lo que nos enseña y por el lugar hacia donde nos lleva. Porque independientemente de nuestra percepción, a los ojos de Dios siempre estamos moviéndonos hacia adelante. Y si eso es lo que más nos importa, entonces Dios siempre nos pondrá en situaciones donde crezcamos y prosperemos.

Todo está destinado a estabilizar nuestro poder interno. Así que lo mejor es ser agradecidos y dejar de pedirle a la vida que nos explique el porqué de todo lo que pasa. Deja de buscar explicaciones y empieza a dar más agradecimientos. Esa es la forma más sencilla de vivir la vida, y al final, será la más reconfortante.

Vivan en Grandeza,
HEJ

miércoles, 28 de marzo de 2012

La pasión es la clave


La pasión con la que hacemos cada una de nuestras actividades es la medida más exacta de que tan cerca estamos de nuestro propósito. El entusiasmo que nos genera la expectativa y la realización de cualquier actividad es la forma en que Dios nos comunica que es justo eso lo que debemos estar haciendo y es justamente esa actividad en la que vamos a sobresalir y crecer.

Una vez escuche de Wayne Dyer que la palabra entusiasmo procede la palabra griega entheos que significa “Con Dios dentro de nosotros.”

Wayne explicaba que no había señal más clara de que estábamos en el camino correcto que el entusiasmo que nos generaba cada paso que dábamos. Entusiasmo que se refleja en la alegría con que haces las cosas, incluso aquellas que no te gustan tanto pero que sabes que te llevan a tu destino. Entusiasmo que te levanta cuando te caes y que te hace recordar que pase lo que pase siempre podrás levantarte y seguir adelante porque tienes la fuerza para ello. Entusiasmo que ante la adversidad te ayuda a saber que para poder ver el arcoíris tienes que aprender a soportar la lluvia.

La vida a los ojos de un niño está llena del más puro entusiasmo. Alegría y devoción total a la experiencia que viven. Completo regocijo por sus nuevos conocimientos. Un lamento profundo por los errores cometidos que no dura más de un berrinche. Una completa paz que emana de esa sensación de que ellos no tienen que hacer mucho para crecer, aunque quieran no podrán detener el proceso, nacieron para crecer y ser grandes y Dios ya ha determinado el ritmo a lo cual eso pasará, sólo deben dedicarse a disfrutar y sonreír durante todo el proceso.

Como a los niños, ya Dios ha puesto en marcha la apertura de los caminos hacia eso que deseas. En su tiempo todo saldrá bien. A su debido momento podrás atravesar las puertas que te llevan a tu meta. Sólo una cosa debes hacer mientras vas camino a la puerta, y eso es caminar. Camina cada paso, respira con paciencia, deléitate con el pasaje a tu alrededor y ten la confianza que en el momento correcto y adecuado encontrarás tu éxito.

Recuerda que

Dios solo tiene dos respuestas para ti: por ahora no; y; tengo algo mejor en mente para ti

Ten paciencia y aprende a saber que siempre lo que pasa es lo mejor que puede pasar. Y la prueba es: que pasó!

Vivan en Grandeza
HEJ

martes, 27 de marzo de 2012

Lo venezolano SE LLEVA EN LA SANGRE


¿Qué tan lento puede pasar el tiempo?

Inmerso en las notas de la música de la vida, el momento va y viene sin detenerse.

El tiempo es nuestro mejor aliado, nuestro más grande maestro y en algunos casos nuestro más grande enemigo.

Todo depende de la gracia con que bailes la melodía que la vida toca para ti cada día.

Eres tú quien decide como bailarla, con quien bailarla y con qué intensidad hacerlo.

Una sola cosa necesitas para conseguir lo que quieres y eso es este momento, en este momento haces lo que puedas para formar las bases del futuro exitoso que te mereces y buscas.

En este momento se toca la única melodía que puedes bailar. La que se tocó ya pasó. La que se tocará aún no llega. Pero la que se toca es la que se baila.

Como buenos venezolanos en nuestras venas corre la sangre más pura y rítmica que ha visto este mundo. No hay música que no podamos bailar. No hay melodía a la que no le podamos llevar el ritmo. No hay reto muy grande para el corazón venezolano. No hay obstáculo que dure más que la perseverancia del venezolano.

Ante nosotros siempre está la música. En nosotros siempre está el ritmo. Nuestro corazón bombea éxito y nuestro ser lo manifiesta. 

Si el cielo es el límite para el mundo, las estrellas son la meta de un buen venezolano.

Baila la vida a tú manera, pero bailala con emoción y pasión!

Vivan en Grandeza
HEJ