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martes, 8 de mayo de 2012

Genera tu futuro agradeciendo tu presente


Date un momento para apreciar la belleza del mundo y pronto serás sorprendido.

La vida está repleta de bellezas y cientos de situaciones que elevan el corazón y el alma. Para el ojo cautivo tras los barrotes de la rutina, la vida es monótona, insípida y sin el menor de los incentivos. Pero para aquellos que decidimos apreciar las bondades del día a día a pesar de los pesares (que como la brisa del mar viene y se va), o a pesar de la rutina, nos encontramos con que gota a gota somos bañados de bendiciones y de logros.

Aunque los logros y las bendiciones son pequeños siempre hay que agradecer por ellos. Ese agradecimiento pone en marcha energías y fuerzas que simplemente atraen más de ello.

El mar siempre le regala a la ostra un diminuto grano de arena. Este granito; aunque diminuto, es acogido con fuerza dentro de la ostra. Con el tiempo, el granito de arena se convierte en una hermosa perla.

Si la ostra dentro de su sencillez es capaz de generar tan magnífico resultado, ¿qué se puede esperar del agradecer por las diminutas bendiciones del día a día? ¿Cómo será la perla que se genere tras acoger dentro de los brazos del agradecimiento el pequeño acto de un extraño de cedernos el paso? ¿O el detalle de un hijo de hacer algo por sus padres sin que se lo pidan, sólo por amor? ¿O agradecer por esa buena acción que hicimos en el entrenamiento o en la competencia?

Las posibilidades son infinitas. La vida no nos pide que hagamos las cosas por el mero interés de recibir algo, pero nos recuerda que aquello por lo que agradecemos será multiplicado.

Aquello en lo que te enfoques es lo que atraes.

Vivan en grandeza!
HEJ
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