El talento es un don que Dios nos ha dado en secreto y que nosotros revelamos sin darnos cuenta.
Qué buena frase ¿verdad? Estas pocas palabras encierran una sabiduría enorme así como una verdad universal. Dios, en su infinita sabiduría, ha sabido darnos las herramientas que necesitamos para alcanzar lo que nos propongamos en la vida. Como dije en mi entrada anterior, no siempre te da un martillo si quieres clavar un clavo, pero te muestra donde podrás conseguir uno. Él deja en tus manos la decisión de ir y comprar el martillo, o dejarlo para “después”. Pero siempre te dará la oportunidad. Siempre!
Todo el talento que necesitas, está dentro de ti. Esta dentro de cada uno el potencial infinito de brillar más allá de lo que jamás hemos imaginado. Pero, ¿cómo sacamos ese potencial a la superficie? ¿Cuáles son los pasos a seguir para explotar todo tu potencial?
Si estuviésemos jugando Quien Quiere ser Millonario seguro que estas fuesen las últimas preguntas. Pero el premio es mucho mayor que 100 millones. El premio es la felicidad y la dicha de sentir que cada día eres lo mejor que puedes ser, y que cada día mejoras a granel!
Honestamente, dudo que haya un “uno, dos y tres” de cómo sacar tu potencial a relucir. Tampoco ninguna pastillita ni fórmula mágica. PERO, estoy segurísimo que existen por lo menos dos pasos.
Paso 1: acepta que el talento ya lo tienes. Si, ya lo tienes. Dentro de ti esta ese talento esperando para salir. Esperando como una semilla espera el agua que la ayudara a hacer raíces para luego salir a la superficie y disfrutar de los rayos de sol. Así mismo esta la semilla de tu talento esperando que le llegue el agua de la aceptación de su existencia (de tu aceptación), para luego sentar las raíces en la tierra de tu esfuerzo diario y finalmente salir a la superficie para disfrutar de los rayos de tus acciones y resultados.
Un primer paso sencillo ¿verdad? Ese es un paso que estoy segurísimo que existe. ¿Segundo paso?
Volvamos a la frase de Montesquieu. La segunda parte dice “y que nosotros revelamos sin darnos cuenta”. Muchas interpretaciones se les pueden dar a esta frase. Aquí les ofrezco la mía y dejo que ustedes mismos decidan aceptarla o crear otra.
¿Alguna vez has tenido la sensación de que el tiempo pasa rapidísimo cuando haces algo que te gusta? ¿O has sentido como que las cosas que a otros se le complican, tú las haces fácilmente y con una sonrisa en el rostro? ¿Quizás has leído algo que te gusta por horas sin parar ni cansarte? ¿Te ha pasado que estudias la materia que más te gusta y captas todo rápido?
¿Qué tienen todas estas situaciones en común? Dos cosas, TÚ y la sensación de alegría y disfrute. Tan sencillo como eso. No es para nadie un secreto de que cuando haces lo que te gusta nunca te cansas, nunca lo ves como un trabajo u obligación y SIEMPRE salen las cosas mejor. Siempre estás dispuesto a aprender más de ello. Siempre quieres hacerlo mejor, no porque “tienes” que hacerlo, si no porque quieres, porque te gusta! Y “sin darnos cuenta” todo fluye y hacemos uso de todas nuestras facultas y talentos!
Yo creo que a eso se refiere Montesquieu con “y que nosotros revelamos sin darnos cuenta”. A esos momentos de pleno disfrute y entrega a la actividad donde todo fluye. Sentimos de corazón que eso es lo que queremos hacer en ese momento y lo hacemos sin ninguna queja.
Escuche hace poco que aquello que amas hacer es lo que viniste a hacer. Y yo creo que eso es muy cierto. Una madre ama a su hijo y siente que eso es lo que vino a hacer. Un profesor ama enseñar y por eso se dedica a transmitir conocimientos a sus alumnos. Un atleta ama su deporte y por eso se dedica de lleno al desarrollo de su mente y cuerpo para hacer la mejor ejecución que pueda en todo momento. ¿Verdad que si?
Antes de cerrar esta entrada me gustaría compartir con ustedes una historia que me motivo a escribir sobre esto hoy.
Hoy tuve la oportunidad por segunda vez en mi vida de ver el campeonato mundial de esgrima para discapacitados. Gente de todas partes andaban por el sitio de competencia con sus armas en una mano y sus prótesis en la otra. Algunos llevaban su silla de rueda normal y empujaban la silla de ruedas de competencias. Realmente toda una experiencia verlos competir y darlo el todo por el todo desde sus sillas.
Al llegar al hotel, me senté en el lobby a escribir algunos correos y dos de los competidores de sillas de ruedas se encontraron y comenzaron a hablar. Al principio no le prestaba mucha atención. Pero Dios sabe lo que hace, hubo un momento bien específico donde me distraje de los correos y escuché lo que decían. Uno era de Hungría, el otro me parece que era Iraní. Hablaban en un inglés algo tosco pero lo suficientemente bueno para comunicarse. Entonces el Iraní dijo:
“tú jugar y tú disfrutar. No importa si ganar, lo importante es que puedes hacerlo!”
Se me puso la piel de gallina, y tengo que aceptar que se me aguaron los ojos. Que perspectiva de la vida tan impresionante. De la vida, y de la esgrima. Compites por disfrutar. Disfrutas porque puedes hacer esgrima desde tu silla de rueda. Me conmovió muchísimo el comentario. Me hizo reflexionar mucho sobre nuestras ansias de siempre tener un resultado especifico y como dejamos de lado lo que realmente importa, DISFRUTAR!
El 90% de estos competidores han quedado minusválidos después de heridas de guerra (muchos son de Europa del este, el medio oriente, Rusia, china). Son personas que saben lo que es sobrellevar las adversidades, su enfoque es siempre disfrutar lo que hacen y ser agradecidos por poder hacerlo. Son personas que decidieron luchar por un ideal superior a ellos, por su país; y perdieron la habilidad de caminar. Y aun así decidieron darle un nuevo enfoque a su vida y disfrutar todo lo que hacen.
Y deben de saber lo que hacen. El húngaro se acaba de clasificar a los juegos paralímpicos y fue campeón europeo. El iraní juega básquet también y hace esgrima por hobby. Impresionante ¿verdad?
Recordemos que tenemos la opción de aceptar la grandeza de nuestros talentos y disfrutar cada minuto y cada oportunidad de usarlos. Disfrutar cada momento que vives y dejar que tu talento se revele sin darte cuenta.
Vivan en Grandeza
HEJ
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