“Tú no eres lo que haces. Si fueses lo que haces, entonces cuando no lo haces… No eres” Wayne Dyer
Realmente una hermosa frase en la cual vale la pena meditar y reflexionar un poco.
Quizás sea una cuestión de sociedad, de aprendizaje, cultura o enseñanza, pero muchos de nosotros hemos vivido creyendo que lo que hacemos en el día a día es lo que realmente somos. Si gané la competencia soy bueno. Si me dieron un aumento soy bueno. Si estudie toda la tarde soy bueno. Si tal o cual cosa entonces "soy" bueno.
Creemos que son los resultados de lo que hacemos los que nos definen como seres humanos, e incluso como merecedores o no de lo que queremos. Si en el colegio dejabas de sacar buenas notas entonces “eras un mal estudiante”. Si quizás decidiste cambiar de trabajo, o dejar lo que hacías, entonces “ya no eres quien solías ser”. En el deporte, si ya no haces los mismos resultados de antes entonces “ya no eres…”. Entonces como estas cosas pasaron, ya no mereces: ser feliz, un buen salario, conseguir tu sueño, hacer ese viaje que tanto querías, una buena relación o que se yo que otra cosa…
¿Por qué? Nosotros somos mucho más que nuestros resultados. Así como un libro es mucho más que su portada, o un artista es mucho más que su pintura o su música, o una mujer es mucho más que su cuerpo. Es una seria amenaza para nuestra percepción de la propia valía y un estresante muy fuerte el depender sólo de nuestros resultados.
Recordemos que lo importante no es la meta si no el camino. La meta te motiva, si. Pero es el camino lo que te lleva allá.
No son importante tus resultados, o no debería de serlo para ti (así como tampoco lo que los demás piensen sobre ello), si no la persona en la que te vas convirtiendo para llegar allí. La serie de experiencias que ahora forman parte de tu saber y de tu forma de ser.
Si, la sociedad exige resultado. Tu jefe no te paga precisamente porque eres mucha mejor persona de que cuando llegaste al trabajo. Tampoco te dan buenas notas porque has madurado en la universidad. Ni te dan becas ni ayudas económicas porque ahora tienes mejor técnica que hace dos años. Pero deja que ellos sean los que se preocupen por el resultado. T, yo y todos los que te rodean deberían de preocuparse por ser el tipo de persona que queremos ser. El tipo de persona que alcanza aquello que deseamos lograr. El tipo de persona que es feliz. El enfocarte en esto y en las actividades que te llevan a convertirte en eso, automáticamente te llevan a donde quieres llegar.
Reflexiona un poco sobre las veces que has conseguido eso que buscabas, o que mejor te salieron las cosas. ¿Verdad que fueron estas las veces en las que estabas más enfocado en la actividad y en el disfrute de ella?
En esos momentos sabías lo que tenías que pensar y en que concentrarte, todo lo demás “llegó sólo” (y lo pongo entre comillas porque así es como decimos, que llega sólo. Sólo nada! Llego porque lo buscaste y te lo mereces. Lo único fue que lo que tenías en la cabeza era el hacerlo no el merecerlo ni conseguirlo, ¿cierto o falso?)
El ver las cosas desde este punto cambia mucho la forma en que afrontamos nuestro día. Con la consciencia de que más que lo que logremos es lo que mejoremos. Más que lo hagamos es como nos sintamos. Más que lo que hagamos es lo que SEAMOS. Así, el objetivo deja de ser una marca o un resultado. Pasa a ser el disfrute de lo que haces sabiendo que con cada momento vas creciendo, con cada momento vas mejorando, y con cada momento vas viviendo realmente en grandeza, la grandeza que hemos venido a reconocer, usar y disfrutar.
Vivan en Grandeza
HEJ
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