El confiar
en que todos los caminos nos llevan a nuestro anhelado destino es aceptar que
Dios siempre nos depara el mejor de los desenvolvimientos.
No es
necesario que entendamos el porqué de las cosas en el preciso momento en el que
suceden. Simplemente confiemos en que en el momento ideal podremos mirar hacia
atrás y entender la conexión entre lo que sucedió y el sitio en el que estamos.
En cientos
de ocasiones hemos vivido ciertas "eventualidades" que al principio
nos incomodan y nos llevan a dudar de la benevolencia de la vida, pero que
luego ese hecho nos lleva a tomar acciones que nos terminan catapultando hacia
nuevos horizontes. Algún profesor que no te dio la nota que merecías te llevó a
buscar otros libros y nuevas formas de demostrar tu conocimiento y al final
pudiste sacar una mejor nota de la que esperabas. Esa competencia que perdiste
que te llevó a entrenar más, mejor y de forma distinta....llevándote a competir
de una forma que disfrutas más y que te llevó a lograr más de lo que antes
habías logrado.
Te podría
seguir diciendo muchos ejemplos, pero ya entiendes la idea.
La oruga nunca
entenderá porque está en un cocuyo hasta que observe desde los cielos el suelo
que antes era su hogar.
Los
vencedores se meten entre ceja y ceja la imagen de lo que quieren conseguir y
esperan que de alguna forma u otra la vida los colocará en el camino en el que
podrán conseguirlo. Y aunque el camino sea muy confuso, ellos saben que ese es
el camino y siguen trabajando duro, siguen caminando.
Entonces, ¿aceptarás
las eventualidades y seguirás caminando hacia ese destino que tanto deseas y
por el que trabajas?
Vivan en Grandeza
HEJ
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