¿Alguna vez te has preguntado porque te ves tan tentado a abandonar los planes que tienes para conseguir tus metas? ¿Te has fijado cuantas personas dejan las dietas a mitad de camino? ¿O porqué aunque una pareja esté dispuesta a recuperar su relación a menudo se cansan de “intentar”?
Ahorita estoy leyendo un libro de el autor llamado Anthony Robbins que se llama “Awaken the Giant Within” (despierta el gigante dentro de ti). Allí explican el porqué de este fenómeno y una forma de contrarrestarlo. En este nuevo escrito les ofrezco algunas reflexiones al respecto que espero les ayuden a tener un camino más entusiasta y constante hacia sus metas.
Algunos dicen que “lo más importante acerca de tener metas, es tener una” Y es cierto, las metas te ayudan a crecer y a expandir tus capacidades en el conglomerado de habilidades que necesitas para alcanzarlas. Las metas son para muchos la gasolina que te hace despertar con alegría cada mañana.
Sin embargo, el entusiasmo de una nueva meta pronto se disipa entre la rutina de las actividades diarias que te llevan a ella y de los inevitables y hasta necesarios obstáculos. E incluso si no prestas atención, es probable que termines abandonando el plan hundido en la ansiedad de querer ver los resultados manifestados. Recuerda, como dice Marianne Williamson :
“Todos estamos destinados a brillar así como lo hacen los niños. Nacimos para manifestar la gloria de Dios que está dentro de nosotros”
Tú sabes que la meta está allí y que es realmente posible alcanzarla si logras seguir tu plan durante el tiempo necesario. Pero ¿cuál es el tiempo necesario? En muchas ocasiones es casi imposible calcularlo. Todo dependerá del tiempo en el que puedas desarrollar y pulir estas nuevas habilidades a la vez de que se te presenten las oportunidades para aplicarlas ¿cierto? ¿No te ha pasado que has logrado conseguir todo lo que necesitas para un proyecto pero el tiempo no llega para aplicarlo? ¿O a veces, llega el momento de usarlo y no lo tienes? Como dice Les Brown:
“Es mejor estar preparado para una oportunidad y no tenerla, a tener una oportunidad y no estar preparado”
Entonces ¿cómo hacer para vencer esa ansiedad tan destructiva? De una forma muy sencilla cuya respuesta encontramos en el entrenamiento de animales.
Muchos han visto como a un perrito le dicen “siéntate” y él viene y se sienta. O como le dicen “dame la pata” y el perrito le da la patica a su amo. ¿Cómo llegaron a enseñarle eso? El proceso de sentarse o de dar la pata es una actitud compuesta de varios “mini pasos”. Cada mini paso debe ser recompensado con una galletica o algo que le guste al perro. A medida que el perro aprende a hacer un mini paso bajo comando, se le enseña que debe hacer el siguiente para obtener el premio. Y así sucesivamente hasta que hace todo el truco de forma continua y se sienta.
¿Qué hubiese pasado si premiaran al perro solo después que hiciera el último paso? Dudosamente hubiese logrado algo, no tendría ninguna motivación para aprender y recorrer los pasos anteriores.
Lo mismo pasa con nosotros. Sentarse para el perro puede ser para algunos como controlar sus hábitos alimenticios, mejorar su relación o desarrollar el hábito de estudio. A pesar de que racionalmente entendemos que hay una meta mayor por la que trabajar, es fácil desmotivarse si no hay una recompensa o una sensación de logro después de cada mini paso. Nuestro sistema nervioso trabaja bajo el mismo principio de recompensas. Las recompensas no tienen que ser de una galletica, ni incluso la recompensa financiera de un proyecto, puede ser una recompensa meramente emocional como auto-felicitarte por tu esfuerzo, reconocer el avance que has hecho o admitir que has mejorado por darte este “mini paso”. Esta auto-recompensa permite que en nuestro cerebro quede grabado la satisfacción por haber dado un paso más y que busquemos la misma gratificación a través de dar el siguiente paso (noten que digo “auto”, propia, la mayor gratificación es la de sentir y darnos cuenta nosotros mismos que hemos mejorado sin necesidad de que otros nos lo digan). Algo tan sencillo como sonreír y disfrutar por haber dado ese paso es una gratificación extremadamente poderosa.
¿Verdad que tiene sentido? Es como hacer una receta nueva, a medida que vas agregando ingredientes y vas probando te gusta lo que haces y te motivas a seguir los pasos para seguir sintiendo esa gratificación de que va quedando sabroso.
Sea cual sea la meta que busquemos siempre estará compuesta de muchos pasos. Pasos como: elegir salir de la rutina y dedicarte a trabajar en tu meta (date una recompensa), elegir dejar de lado algo que te gusta mucho hacer pero que no es lo que más aporta a tu meta (date una recompensa por eso), saber que has dominado una habilidad que te aproxima a tu meta (date una recompensa por eso). A nivel energético, darte recompensas es una forma de ser agradecido por lo que has logrado. Y como dice Oprah:
Se agradecido por lo que tienes y terminarás teniendo más. Si te concentres en lo que no tienes (o esperas alcanzar la última meta para recompensarte), nunca jamás tendrás suficiente.
Cuando creas este ciclo de mini paso -> recompensa generas en ti una circulación de energías y motivación que te hace seguir hacia adelante, hacia tu meta. Y sobre todo, el saber que cada mini paso te hará merecedor de una recompensa, la cual tu mismo puedes darte, te hace disfrutar del camino con mayor plenitud y control.
Evitemos esperar la recompensa del premio, el cheque, la medalla o el reconocimiento público para sentirnos bien. Comienza desde ya a reconocer cada uno de los pasos que te llevan a tu meta y recompénsate cada vez que los des.
Vivan en Grandeza.
HEJ
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