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martes, 3 de julio de 2012

Las enseñanzas dentro de las adversidades


Toda ave que ha tratado de surcar los cielos se ha encontrado con ráfagas de viento que le desdoblan su vuelo. Un viento que le sopla repentinamente en dirección contraria. Un cambio de temperatura que hace pesado el aire que choca contra sus alas. Lluvia que gota a gota le entumece el cuerpo.

Sin embargo, el viento nunca es un enemigo implacable para el ave. Es, al contrario, un amigo que viene a decirle que cambie su vuelo. Que incline sus plumas en una dirección nueva. Que doble sus alas y corte el nuevo viento. Que cambie de altura para poder seguir volando.

En el día nosotros mismos nos encontramos con otras versiones de  “ráfagas de viento”. Aunque quizás lejos de las alturas donde el ave busca su camino, nuestro propio recorrido será retado en más ocasiones de las que quisiéramos contar por las impredecibles ráfagas de la vida.

Pero tanto para el ave como para nosotros, cada ráfaga sólo es un sutil llamado de aquel que llamamos Dios, o la Virgencita, Obatala o Chango, Jehova, o simplemente “vida” de que ahora en nuestro camino hay que cambiar la forma de andar.

Un obstáculo puede ser una señal de alto, o puede ser un desvió, está en nosotros decidir cuál será.
Un obstáculo es la forma perfecta de la vida de preguntarnos “¿qué tanto quieres lograrlo?”
¿Lo deseas tanto como para seguir adelante? o ¿lo deseas poco como para detenernos a lamentarnos?

Es en ese momento cuando decidimos seguir adelante cuando nos damos cuenta que la fuerza para lograrlo la tenemos innata en nuestro ser. Y es en ese momento cuando decides probarte a ti mismo que si tus pasos no son suficientes para seguir adelante, pues ahora aprenderás a dar saltos para superar los obstáculos.

Despreocúpate si tu forma de hacer las cosas ya no funciona. Emociónate porque ahora tienes la oportunidad de aprender nuevas maneras de lograr lo que buscas. Y al aplicarlas, estarás demostrándote que todo lo puedes conseguir si aprendes a trabajar, a aceptar los retos y a ser flexible para conseguir la mejor solución.

Entonces, en ¿qué reto de tu vida puedes aprender a saltar? ¿En qué momento decidirás si es una señal de alto o un desvío? Y, ahora que has decidido, ¿confiarás en que todo saldrá bien?

Vivan en Grandeza

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